Hace un par de días, la escuela de Robb en la localidad de Uvalde, Texas, se convertía en una víctima más de los ya comunes tiroteos escolares en ese país, dicho tiroteo cobró la vida de 19 niños, 2 maestras y la vida del atacante, identificado como Salvador Ramos.

Ramos era un joven de 18 años con raíces latinas y que según relatos de algunos conocidos suyos era bastante callado, pero “buena persona” y también víctima de bullying.

Es precisamente el bullying uno de los principales ingredientes que hacen posibles estos atentados, según una investigación de la ONG, Bullying Sin Fronteras, EE.UU es uno de los países donde los niños sufren de más bullying, siendo que 6 de cada 10 niños han sido víctimas de este fenómeno social.

El otro ingrediente es la extrema facilidad que tienen los ciudadanos americanos para acceder a armas, sobre todo en Texas, estado donde es común ver a personas armadas por las calles; En este punto cabe hacer un paréntesis para comentar que Ramos adquirió su armamento de forma completamente legal en una tienda de la localidad.

Esta facilidad para adquirir armas viene sustentada por la segunda enmienda que data de 1791 la cual menciona “Siendo necesaria una Milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas, no será infringido.” 

Paradójicamente, el actual gobernador de Texas, Greg Abott, es un firme defensor de la libre portación de armas de fuego y hace apenas un año firmó unas leyes estatales que convirtieron a Texas en un estado santuario para la adquisición de armas.

La edad mínima para comprar escopetas o rifles es de 18 años y para adquirir armas de grueso calibre es de 21 años, sin embargo, en otros estados se baja aún más la edad pudiendo adquirirlas desde los 16 años.

La combinación de estos factores convierte a las escuelas norteamericanas en auténticas bombas de tiempo para esta clase de atentados, se espera que a raíz de este acontecimiento, la legislación en contra de las armas de fuego en EE.UU sea mucho más estricta, sin embargo, los “lobbys” defensores de las armas siempre hacen retroceder dichas iniciativas.

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